Cuando el algodón se produce de manera orgánica, su producción “se rige por un modelo de cultivo orgánico que consiste en la protección de la tierra para evitar que ésta se erosione y lograr que se mantenga fértil y que se evite el uso de químicos que dañen tanto la tierra como la fauna” (Parcerisa, 2018). Las especies de algodón Pima y Tangüis son las más cultivadas en América Latina. Por lo tanto, esto ayuda a perpetuar y consolidar sus cualidades, a saber, la longitud, la pureza y uniformidad, la alta resistencia y la suavidad. Asimismo, esta forma de cultivar mejora su propiedad hipoalergénica y hace que sea más respirable. De este modo, el algodón se convierte en un producto de lujo natural para la indumentaria.
Fuente: portal del agua de la India, algodón orgánico (consultado el 9 de junio de 2021)
En América Latina, este método de cultivo certificado comenzó a utilizarse en la década de los ochenta. En Perú se implementaron medidas para favorecer esta práctica, como el Código de Medio Ambiente sancionado en 1990. Esto transformó al país en una ubicación ideal para proteger y recuperar los recursos naturales que las comunidades rurales y aborígenes han preservado (Pisani et. al., 2015). No obstante, por causa de la disminución en la producción de algodón convencional en Latinoamérica (TextileExchange, s.f.) y del creciente interés en todo el mundo por los productos sustentables, se ha incrementado la predisposición por recurrir al algodón orgánico. Los principales países del continente que comenzaron a producir de este modo son Argentina, Brasil, Nicaragua, Paraguay y Colombia.
El presente y el futuro de la producción de algodón orgánico en la región de América Latina
En Perú, Brasil y Argentina hay un total de 2 119 productores de algodón orgánico, y 707 de ellos desarrollaron sus tareas conforme a los sistemas participativos de garantía (SPG) durante la temporada 2018/2019 (TextileExchange, 2020, p.39). Desde el punto de vista económico, las cifras de los países latinoamericanos que producen algodón orgánico no crecieron demasiado. La participación a nivel global de estos países en la producción de esta materia prima cayó de 671 a 381 toneladas por año, es decir, del 12,2% al 0,3% de la producción global (Grisar, 2018). Además, la producción global de algodón orgánico ha aumentado de 5 507 (temporada de 1996/97) a 118 000 (temporada de 2016/17) toneladas por año a lo largo de las últimas dos décadas (SOCiLA, 2020). Según Alexander Grisar, fundador de SOCiLA, un motivo importante para explicar esta disminución es que las empresas subsidiarias estadounidenses tienen sus propios cultivos de algodón (Parcerisa, 2018).
Sin embargo, la situación de los agricultores sigue siendo delicada debido a que 1 272 hectáreas de Perú, Brasil y Argentina son tierras en proceso de conversión hacia la agricultura orgánica. Se han creado numerosos proyectos para fomentar el potencial de esta región en la producción de esta materia prima. Uno de ellos es el proyecto +Algodón, que garantiza el desarrollo sustentable del sector algodonero en los países socios (como Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Haití, Paraguay y Perú) por medio de la cooperación técnica. El objetivo es fortalecer las capacidades institucionales y la inclusión socio-productiva de los productores de algodón. La unión entre las partes interesadas a nivel local, nacional e internacional es de vital importancia tanto para lograr una transición mayor hacia el algodón orgánico como para fortalecer las buenas prácticas entre los países.
La última pandemia global ha impactado en muchos sectores, y el del algodón orgánico no estuvo exento. Podrían producirse subas o bajas drásticas de precios como resultado de la crisis. Además, la gravedad del impacto dependerá, por supuesto, de la recuperación económica. No obstante, la mayoría de los productores de algodón orgánico vive en áreas reducidas, en comunidades pequeñas alejadas de los focos de la pandemia. Están organizados de manera adecuada y, en cierto modo, la vida en las zonas rurales no ha cambiado demasiado. Asimismo, de acuerdo con Silvio Moraes, los compradores frecuentes adquirieron la cosecha de las temporadas 2018/19 y 2019/20. Además, debido a que los contratos se firman por adelantado, el impacto podría ser de menor gravedad por el aumento de los productos orgánicos (TextileExchange, 2020, p.40).
Por lo tanto, el futuro de la producción de algodón orgánico puede ser más óptimo de lo esperado y Latinoamérica posee un importante papel que desempeñar en la transformación mundial por una industria de indumentaria sostenible y amigable con el medioambiente.
Referencias
Pisani, E., Masiero, M. y Scrocco, S. (s.f.). Reintroducción de algodón nativo (Gossypium Barbadense) en la costa norte del Perú: Análisis de factibilidad económica para pequeños productores. Revista de la Facultad de Ciencias Agrarias, 47(1), pp.209–232
TextileExchange (2020). Organic Cotton Market Report 2020 [Informe sobre el Mercado del algodón orgánico en el 2020] [en línea]. TextileExchange, p.89. Disponible en: https://textileexchange.org/
Grisar, A. (2016). Organic cotton: potential for Latin America [El algodón orgánico: un recurso en potencia para Latinoamérica].
Parcerisa, C. (2018). Un largo camino por recorrer le queda al algodón orgánico en Latinoamérica. FashionUnited [en línea]. 11 de octubre, p. 3. Disponible en: https://fashionunited.es/noticias/empresas/un-largo-camino-por-recorrer-le-queda-al-algodon-organico-en-latinoamerica/2018100928618
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