Como se mencionó anteriormente, los países occidentales explotan los recursos ambientales y humanos del Sur a través de la moda rápida con métodos colonialistas. La interdependencia económica entre ambos continúa alimentando la cuestión. Como demuestra la moda rápida, el occidente depende del Sur para la producción de obra barata, mientras el Sur depende de las demandas del occidente para sustentar su economía. Por ejemplo, en Bangladesh la moda rápida es su mayor exportación y constituye más que el 80 por ciento de sus ganancias (Pranto Dey, 2019). Esta interdependencia aumenta la brecha económica entre los dos partidos porque Occidente se beneficia de la destrucción de la naturaleza y la explotación de recursos y vidas indígenas.
La moda rápida así une un alto costo humano y medioambiental, poniendo ambos en peligro y afectando otros que ni participan. El confort y las decisiones de los ricos afectan a todas las personas, especies y ecosistemas. No solo están construidas en historias coloniales, como la históricamente gran exportación del algodón, sino también lo actualiza de nuevo por nuevas maneras, llegando al neocolonialismo. Por ejemplo Sourcemap notó el mismo patrón entre la mayoría de las cadenas de suministro de la marcas de moda actuales y las rutas de comercio usadas hace 150 años para las conquistas coloniales de Europa (Sourcemap, 2018). Además, se están utilizando semejantes prácticas coloniales, como bajos sueldos, trabajo infantil, abuso físico y sexual y la sobrecarga de trabajo. Una vez la producción se completa en aquellas condiciones abusivas, el producto hasta casi consigue perder su pasado a través de las campañas de marketing que lo desconectan de su concepción. Los diseñadores, modelos y empresas en Occidente son aclamados sin cualquier asociación con la persona que ha sido explotado en el proceso, típicamente una mujer de color en el Sur.
El primer paso para cambiar es reconocer la realidad actual de la desigualdad de poder, abuso y colonialismo presentes en la moda rápida, aparte de la investigación ecológica. Luego se tiene que comprometerse a la descolonización en vez de la poscolonización por activamente y conscientemente deshaciendo los sistemas actuales y tomando responsabilidad por ellos. Se necesita incluir más voces de lugares diversos en la continua investigación ecológica para mover hacia la igualdad.
El lenguaje (sobre todo el científico) a veces puede ser un factor en aquella desigualdad de poder. El uso de formas alternativas de conocimiento puede ser esencial, sea por el arte, narrativas, tradiciones y por escuchar profundamente a unos y a otros.
Para mejorar nuestras elecciones de ropa, se debe actuar a través de la compasión y respeto en vez de la culpa o juicio. La situación actual es compleja entonces no es suficiente hacer simplemente un boicot de la moda rápida. Los trabajadores en el Sur dependen de las compañías de la moda rápida para sobrevivir. Por tanto, podemos ser más conscientes con nuestro consumo y residuos. Mientras evolucionen los deseos y comportamientos de los consumidores, la industria de la moda, que depende de ellos, tendrá que adaptarse. En cuanto se disminuya el consumo de la moda rápida, será necesario cambiar las condiciones laborales a unas que sean más dignas y sostenibles para los trabajadores.
La moda rápida ha creado una nueva clase económica resultando en mucha gente sin los medios de comprar cualquier cosa aparte de aquellas opciones baratas. Culparse a sí mismo no es la solución. Debido a razones económicas, geográficas y culturales, no todos tienen acceso a ropa que sea más sostenible. Cuando sea posible, se debe elegir a consumir menos, y escoger compañías más sostenibles y transparentes que operen compasivamente. También se puede comprar productos de segunda mano o apoyar a empresas pequeñas y locales. Sólo acontece el cambio cuando venga de parte del individuo, las empresas y el gobierno. Por eso es importante, incluso aunque se sienta que sea insignificante, que hagamos nuestra parte como ciudadanos y nuestro mejor esfuerzo a través de educarnos, minimizar el consumo y participar en el activismo.
Bibliografía
Bramwell, L. (2021, March 7). Eco-colonialism: How Bangladesh is burdened by the impacts of fast fashion. The Meridian. https://meridian-magazine.com/ecocolonialism-fast-fashion-in-bangladesh/.
Meadows , B. (2020, April 26). Why is fast fashion a feminist issue? XR NL Fashion Action. https://www.xrnlfashionaction.net/news/why-is-fast-fashion-a-feminist-issue.
Chatterjee, N. (2017). Critiquing Colonialism: An Ecocritical Reading of Oodgeroo’s We Are Going. The Criterion: An International Journal in English, 8(II).
Trisos, C. H., Auerbach, J., & Katti, M. (2021, May 24). Decoloniality and ANTI-OPPRESSIVE practices for a more ETHICAL ECOLOGY. Nature News. https://www.nature.com/articles/s41559-021-01460-w.
BadEmpanada. (2020, July 18). The environmentalist colonial gaze | badempanada. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=yhylNGKpLjE.
Comments