El hecho de que el COP26, la Conferencia de las Naciones Unidas para el cambio climático, haya tenido que ser suspendida debido a una pandemia global nos indica de entrada que el momento para hablar ya ha pasado y es necesario empezar a tomar acciones reales y sin dilataciones : cambios de raíz que no tratan solo de mitigar la consecuencia sino subsanar el daño que se ha hecho e impedir que se vuelvan a repetir fenómenos como este que son esencialmente consecuencia de la destrucción de diferentes ecosistemas, como lo explica Quammen (2020) "la situación de nuestros ecosistemas, y muy especialmente el descenso de la biodiversidad en la naturaleza, nos han perjudicado, haciendo que estemos más expuestos a que pandemias como la que estamos sufriendo vuelvan a suceder."
Esto no significa, sin embargo, que estos eventos no nos brindan una oportunidad maravillosa para centrar la atención del mundo en lo que es, efectivamente, primordial: la supervivencia del planeta, y a través de esta atención se pueden buscar estrategias, repensar modos de acción y transformar las dinámicas tradicionales que nos han llevado a este punto y que involucran a todos los actores de la sociedad en mayor o menor medida, pues aunque es verdad que todos estamos en el mismo barco, hay sectores que cargan mayor responsabilidad por un lado, debido a que su aporte a la contaminación ha tenido mayor impacto, y, por el otro, porque su capacidad de acción es mucho más grande.
En ese sentido, la industria de la moda como uno de los mayores contaminantes del mundo y responsable de generar tendencias y cultura de consumo, es también una de los sectores que tiene más por hacer para evitar una crisis climática. Un encuentro de líderes como el de el COP26 es sugiere que se va a llegar a compromisos y acuerdos de carácter vinculante, acciones que no solo se van a quedar en el papel porque fueron las personas que tienen la capacidad para volverlas una realidad las que se comprometieron a cumplirlas y aunque la buena fe es necesaria, todos nosotros como consumidores y parte activa del sector moda tenemos seguridad solo en nuestras acciones, en lo que desde nuestra cotidianidad le podemos aportar a esta misión titánica pero urgente.
La moda nos toca lo sepamos o no, como lo dice Needham (2020)
La industria de la moda toca la vida de tantas personas, ya sea que estés involucrado en su producción, las ventas o la vista. Tiene una voz universal que tiene no solo el poder de crear conciencia sobre la emergencia climática, sino de demostrar como podemos adoptar estilos de vida más sostenibles.
Cada uno de nosotros somos un ejemplo andante de que un futuro diferente es posible, y más que una elección, es una responsabilidad. A través de la moda sostenible creamos realidades posibles, nuevas y necesarias. Ya sea desde una conferencia global con los líderes más poderosos de cada país o desde una tienda que venda y produzca moda lenta y sostenible, desde un congreso con políticos que impongan medidas que garanticen la producción responsable, o desde comunidades que crean prendas con técnicas ancestrales, parar el desastre es posible, pero requiere de nosotros.
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