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La importancia de las empresas sociales o híbridas

Ayer, 167 empresas B de Latinoamérica fueron reconocidas internacionalmente como “mejores PARA el mundo”. La forma de hacer negocios cambió. Ya no existe contradicción alguna entre ganar dinero y querer mejorar el mundo. Más de 3.000 empresas en el mundo ya están midiendo sus resultados socioambientales con la misma rigurosidad con que miden los financieros. Nuestra partner animaná forma parte de los galardonados por haber implementado buenas prácticas empresariales relacionadas con sus trabajadores, clientes, comunidad, gobernanza y ambiente. ¿Por qué las empresas sociales son tan importantes?


A lo largo del siglo XX notamos un gran avance en la innovación tecnológica que transformó y afectó la sociedad; en el ámbito económico, se puede observar un modelo de crecimiento acelerado a nivel global que se basa en el consumo y la extracción de recursos naturales, que generó importantes externalidades negativas y es insostenible a largo plazo. Esta situación llegó hasta la crisis ambiental actual. Según Inga Rhonda King, Presidenta de ECOSOC, la humanidad está consumiendo los recursos del planeta a un ritmo 1,7 veces superior al de la regeneración de los ecosistemas en un año. Esta forma de consumo degenerativa aumenta la huella ecológica, presiona sobre la biodiversidad y excede los límites de la planeta Tierra.


Como respuesta a esta situación insostenible, a lo largo de los últimos años surgieron nuevas estructuras empresariales conocidas como empresas sociales o empresas híbridas. Etsas utilizan las fuerzas de mercado para dar soluciones a los problemas actuales - problemas medioambientales, económicos, sociales y culturales - a los que nos enfrentamos, puesto que en el mundo contemporáneo complejo es necesario generar mayor conciencia sobre la importancia de transformar la forma de medir el éxito empresarial para generar beneficios no solo a nivel económico, sino a nivel social y ambiental, resolviendo los problemas como la pobreza y la desigualdad económica y social, irregularidades laborales, degradación y contaminación del medio ambiente y otros.

En este panorama social, en el año 2000 la ONU realizó un llamado a las empresas, configurando diez principios universales sobre derechos humanos, trabajo, medio ambiente y lucha contra la corrupción. Las empresas deberían seguir estos principios y juntar fuerzas y alianzas para conseguirlo. De esta manera surgió el Pacto Global (UNGC): la iniciativa de sustentabilidad corporativa más grande del mundo. En el Pacto Global se define la Responsabilidad Social Corporativa (RSC): "una nueva dimensión empresarial en la que la empresa puede alcanzar un equilibrio de los imperativos económicos, ambientales y sociales, mientras que al mismo tiempo hace frente a las expectativas de los accionistas y partes interesadas (grupos de interés) en sus operaciones comerciales" (UNIDO).


Las empresas B son un tipo de empresas sociales o híbridas. Se denomina así a una comunidad de empresas fundada en 2006 en Estados Unidos, certificadas como B Corps (o Empresas B) por el B Lab (fundación sin fines de lucro). Están conformadas por 2.162 empresas de 50 países que cuentan con 130 industrias (2017). El Sistema B Latinoamérica fue creado en 2012. El B Lab creó un sistema basado en tres iniciativas interconectadas con la intención de generar un cambio sistémico para el cuarto sector de la economía:

  1. la construcción de una comunidad de empresas certificadas como B

  2. el desarrollo de políticas públicas necesarias para crear una infraestructura legal adecuada para este tipo de empresas

  3. la elaboración de un sistema de clasificación para las inversiones de capital con impacto.

Las empresas híbridas buscan estar conectadas e integradas dentro de los sistemas sociales y ambientales en los que operan y se comprometen con las comunidades locales, buscando desarrollar un entendimiento profundo del contexto y configurando modelos de negocios que generen relaciones fuertes y duraderas y mutuamente beneficiosas. Estas relaciones se conforman en base a la misión de cada empresa, permitiendo que aquellas empresas generen un cambio social positivo entre los proveedores y las comunidades de proveedores, los empleados y los clientes.


El cambio social positivo se genera a través de prácticas como el Comercio Justo, producción ecológica y la preservación y protección del medio ambiente, el pago de salarios dignos y seguridad y salubridad laboral, la inversión en la educación de los trabajadores y de sus hijos, entre otros. De esta manera, las organizaciones híbridas demuestran un fuerte compromiso con sus proveedores y eligen a los empleados que comparten los mismos valores de sostenibilidad. Entre los empleados se generan relaciones estrechas basadas en respeto mutuo, compasión y cooperación: la toma de decisiones es inclusiva. De la misma forma se establecen relaciones estrechas y profundas entre la empresas y sus clientes a través de los productos y servicios que la empresa ofrece, fundamentadas en las prácticas de la sostenibilidad. Las empresas sociales operan bajo los principios de transparencia y con eso fomentan que otras empresas puedan copiar su modelo de negocios.


Sistema B se puede definir como un movimiento hacia una nueva economía en la que el éxito se mide por el bienestar de las personas, las comunidades y el medioambiente.

El reconocimiento a animaná significa no solo apostar por un nuevo paradigma en la moda que cosecha beneficios para todos los actores involucrados (artesanos, naturaleza y consumidores), sino también por un estilo de vida cotidiano más sostenible, con patrones de consumo responsables donde exista la posibilidad de empoderar a las comunidades locales y MPyMEs.


Foto: Fabian Malavolta

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