A lo largo de los años, los trabajadores de la confección se han enfrentado a muchos problemas, entre ellos se encuentran los bajos salarios, en la mayoría de los casos, cero beneficios, malas condiciones laborales y la ausencia de contratos de cualquier tipo. Los contratos sirven como un medio para proteger el empleo, mostrar horas/pago, y describir los beneficios para estos trabajadores. Sin embargo, la mayoría de las veces, estos trabajos solo se aseguran mediante “contratos” hablados. En algunos casos, al verse obligados a trabajar más de 96 horas por semana, los trabajadores de la confección solo obtienen el salario mínimo legal, que es cinco veces menor que el salario digno requerido para proporcionar alimentos, ropa y un lugar para vivir a sus familias. A los trabajadores de la confección a menudo no se les permite formar grupos o sindicatos de ningún tipo para defenderse y se les obliga a estar solos, como individuos, contra los gerentes y las fábricas.
Se podría argumentar que los que trabajan desde casa son los que más sufren. Este tipo de trabajos son comunes en países donde las mujeres luchan por acceder a una educación o capacitación que les permita desempeñarse en otras áreas laborales. Aparte del trabajo industrial que tienen que completar, también tienen la tarea de cuidar a sus hijos y mantener la casa simultáneamente. Debido a la naturaleza de este trabajo, estos trabajadores están constantemente expuestos a productos químicos y se implementan medidas de seguridad cero-bajas que a su vez ponen a sus familias en riesgo de sufrir lesiones dentro de sus propios hogares.
Si bien los primeros párrafos compilan una lista de estándares con los que ahora no debería tener que lidiar, esta es una realidad desafortunada para muchos. Este tipo de trabajo es a veces la única fuente de ingresos para las familias, por lo que estas condiciones de trabajo son toleradas y, a veces, incluso buscadas porque el poder de la pobreza te hace sentir que debes estar agradecido por la oportunidad de incluso tener un trabajo, cualquier trabajo. Un cheque de pago en las peores condiciones para mantener a una familia es mejor que nada. Cabe señalar que incluso se pueden encontrar niños trabajando en estas condiciones en varios países. Si encuentra estas condiciones atroces e inaceptables para un adulto, para un niño debe ser absolutamente devastador. Un amistoso recordatorio de que en 2013 más de mil personas perdieron la vida en Rana Plaza. Los trabajadores eran obligados a regresar a la fábrica al día siguiente de que el edificio sufriera daños estructurales. ¿Las secuelas? 1,132 empleados perdieron la vida y más de 2,000 resultaron heridos.
¿Es esta realmente la industria de la moda que conocemos?
COVID-19 Y LA INDUSTRIA DE LA MODA
Debido al coronavirus, muchas marcas importantes de todo el mundo se han visto obligadas a acortar o cancelar su producción debido a la baja demanda de sus productos. Para ellos, es solo un momento que pronto pasará, pero para los hombres y mujeres cuyas familias dependen de su salario para comer, esto es crucial. Y debido a que sus trabajos están asegurados principalmente por la producción, cuando no hay necesidad de productos, no hay necesidad de empleados.
Y para los que sí trabajan, en la mayoría de los casos no se han tomado medidas de seguridad, no existen políticas que los protejan de ser despedidos y todo ello mientras se enfrentan a la posibilidad de contraer el virus todos los días.
Tomemos a Bangladesh como ejemplo. En un artículo publicado por The Guardian, muchas fábricas de ropa de Bangladesh no aplican las medidas de salud adecuadas que se utilizan para frenar la propagación del virus, como mantener la distancia y usar una máscara.
En un informe elaborado por la BBC, casi 2 millones de personas podrían perder sus trabajos en Bangladesh debido a la crisis de COVID-19. El gobierno ha preparado un paquete para pagar los salarios, pero solo cubrirá un mes de salario para estos trabajadores. Maravilloso.
Pero este tipo de situaciones pueden ser clave para transformar la forma en que los trabajadores de la confección se ven obligados a hacer su trabajo. Existe la posibilidad de que se implementen planes a largo plazo para garantizar estándares más altos para estos trabajadores.
Por supuesto, ha habido esfuerzos en países donde las fábricas de ropa tienen una alta producción. Muchas marcas y organizaciones de todo el mundo tienen que unirse para ayudar a quienes están en peligro. Pero este nuevo orden debe mantenerse a lo largo de los años y no simplemente como respuesta a una crisis mundial. Los cambios a largo plazo pueden verse obligados a salir de esta crisis.
Entendamos que la industria de la moda recauda más de 2.5 billones de dólares en ingresos por año, y el salario promedio de un trabajador de la confección es de $100 por mes. No se necesita un salario bajo y un entorno de trabajo inestable e inseguro para obtener ganancias; unirse para lograr un cambio sostenible es siempre una opción.
Si pudiéramos tener al menos cien personas como LeBron James, que va más allá con donaciones y acciones para marcar la diferencia. Solo uno en cada país. El mundo podría ser mejor para todos.
Autor: Hernan Pacheco
Editora: Hailey Matarese
Traducción: Alondra Magana
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Referencias
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